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La vez que me dió torticolis o 6 pasos para salir del malestar

Hoy te quiero contar algo personal, de cuando el año pasado me dio torticolis, y claro, que hice para superarlo rápida y eficientemente. Te comparto esto, no solo para contarte qué ejercicios hice, sino para compartir contigo una lección muy importante que re-aprendí en esa oportunidad.

Resulta que ese sábado amanecí con una tremenda contractura en el cuello. Y cuando digo tremenda, lo digo en serio. No podía girar la cabeza, porque al hacerlo el dolor era insoportable. Pero eso no fue lo peor. Lo peor fue la cachetada a mi ego: ¿Cómo me va a dar tortícolis? ¿Con todo lo que sé y lo que hago? ¿Cómo voy a dar clases ahora?

Así que más allá del dolor, que era mucho, mi mente no dejaba de girar alrededor de estas ideas. Ideas que pueden resumirse en una sola: «no soy lo suficientemente buena (como persona y profesional) porque en este momento tengo un dolor». Ideas claro, que hacían que el dolor fuese mucho mayor.

Seguramente tú también te has sentido así alguna vez. Tienes una dificultad o un malestar concreto y entonces tu mente se aloca y eso, que es una ínfima parte de ti, tiñe toda la imagen que tienes de ti misma. A todos nos ha pasado alguna vez, es la naturaleza humana. Pareciera que así funciona nuestro cerebro, buscando lo que está mal y quedándose estancado ahí. No es una afirmación científica, pero sí es nuestra experiencia.

Así que hoy te voy a contar qué hago yo cuando caigo en esos juegos mentales.

Mientras estaba batallando un rato en mi cabeza (literal y figuradamente), me puse a hacer movimientos que sé funcionan para aliviar el cuello. ¿Y sabes qué? No funcionaron. Ni uno solo. Alivio cero. Y entonces reconocí lo que estaba pasando. Faltaba algo, el ingrediente fundamental para que los ejercicios funcionaran. Mi estado interno. Mi presencia. Porque cuando caemos en ese lugar de juicio interno, perdemos nuestra presencia.

En el momento en que perdemos nuestra presencia, dejamos de habitar nuestro cuerpo y es ahí cuando nos lastimamos. Muchas veces caemos en la corriente del automatismo de la vida cotidiana y nos olvidamos de lo que hemos aprendido para estar bien. Nos vamos de nuestro cuerpo. Y ahí nos perdemos a nosotros mismos, y nos perdemos lo que pasa en nuestra vida.

Esto nos sucede a todos, parecería ser parte de la naturaleza humana. Por eso es tan importante mantener una práctica constante de bienEstar, que nos permita regresar a nosotros mismos cada vez que esto sucede, y que haga que estos episodios sean cada vez más cortos y esporádicos.

En mi caso, cuando dejé de estar presente en mí, entró el juicio. El juicio que me decía que debería ser capaz de curarme a mí misma en 5 minutos. Y que esos ejercicios «tenían» que funcionar. Pero no funcionaron y eso fue una bendición. Porque entonces me acordé. Me acordé que los humanos simplemente no funcionamos así. En el momento en que queremos que algo suceda en nuestro organismo, y trabajamos para que algo pase con una lógica lineal en donde si hago A voy a obtener B, no funciona. Porque somos seres vivos orgánicos que respondemos a los movimientos sanadores cuando están hechos con conciencia. No somos máquinas controlables y predecibles.

Así que paré lo que estaba haciendo, respiré, acepté el dolor y quité mi foco de él. En lugar de mover los hombros y el cuello con la intención de cambiarme a mí misma, empecé a mover los pies. No para quitarme el dolor, sino para recuperar en una parte de mi cuerpo mi habilidad de moverme con una calidad muy alta. Es decir, con presencia, comodidad y conexión. Sabiendo que esa calidad se expandiría por el resto de mi ser, pero no esperando que sucediera, sino soltando el resultado. Ya no buscaba quitarme el dolor, sino moverme inteligentemente.

Y entonces fue cuando pude empezar a mover el cuello. En cada pausa que hacía, podía girar la cabeza un poco más. Cuando me levanté, ya podía moverme. El dolor había disminuido un 80%. Y yo me encontraba presente y en paz.

Me recordé una vez más que cuando uno intenta hacer que las cosas pasen en el organismo, no funciona. Cuando fuerza las cosas, en cualquier área de la vida, no funciona. A la larga no funciona. Esto siempre se lo digo a los alumnos, pero a mí ese día se me olvidó. Porque se nos olvida lo que sabemos, a veces cuando más lo necesitamos, de ahí la importancia de contar con recursos y también con una tribu que esté en el mismo camino, para que te lo recuerde si no lo haces tú.

Así que si te encuentras en una situación de malestar, puedes utilizar estos 6 pasos:

1. Recuerda que eres más que el malestar

Recuerda que esa situación no te define. No permitas ser reducido a un hecho concreto, cuando eres mucho más que eso.

2. Reconoce qué patrones mentales se disparan

Observa el estado mental desde el que estás abordando el malestar. ¿Hay calma o juicio? ¿Comprensión contigo mismo o exigencia? Reconoce cuáles son tus patrones.

3. Distingue la situación de lo que te dices de la situación

Separa el diálogo interior de la situación. Date cuenta que el diálogo está, no trates de cambiarlo, pero recuérdate que no es cierto lo que dice. Si puedes, mientras lo escuchas, ríete de él.

4. Acepta y suelta

Suelta el deseo de eliminar el malestar. En su lugar re-enfocate en crear más bienestar en otra parte de ti.

5. Confía

Mantente confiado en el proceso. De absolutamente todo puedes salir, siempre puedes mejorar. Pero mantener la certeza es fundamental, si dudas de ti, va a ser mucho más difícil. Recuerda que tu organismo es sabio, y puede autocorregirse y autorregularse.

6. Muévete inteligentemente

Cuando te mueves de manera inteligente, despiertas el poder autosanador de tu cuerpo. Busca los ejercicios más adecuados para ti en cada momento.

Esto es lo que yo hago cuando me olvido, y me funciona. El cuello en particular, y esto aplica a cualquier dolor o molestia, tiene una base en cómo pensamos y cómo emocionamos. Además, está vinculado a otros mal funcionamientos fisiológicos que también hay que atender.

Todo esto y mucho más te cuento en mi clase magistral LOS ESENCIALES DEL CUELLO, que está disponible solo hasta el lunes 23 de febrero. Si tienes problemas de cuello, mandíbula, hombros o pecho, no te puedes perder esta oportunidad.

En esta clase vas a aprender:

En esta clase magistral de 3 horas vas a aprender:

  1. Cuál es el significado emocional del cuello
  2. Cómo darle al cuello soporte
  3. Cómo sostener la cabeza
  4. Cómo eliminar dolores y molestias en el cuello con 3 estrategias diferentes de movimiento inteligente

Ve aquí para saber más info.

Ahora cuéntame tú en los comentarios qué haces para salir del malestar.

Usa este link y envíale este video a un amigo, ¡te lo va a agradecer!.

Comments
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Lea Kaufman

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Hay 4 comments en esta página
  1. Mariela
    febrero 21, 2015, 2:05 pm

    Lea!!, para mi en este momento funciona solo la meditacion porque no me puedo mover, reposo absoluto porque tengo una herida abierta, que puedo hacer en este caso?????beso y gracias!!!

  2. Alicia
    febrero 21, 2015, 6:23 am

    Hola,querida LEA,gracias por ser tan bondadosa en compartir tus conocimientos con todos nosotros los que por gracia del universo nos conectamos contigo,te cuento ,muchas veces me suceden esos ataque de dolor porque tengo artrosis y van cambiando los lugares ,y entonces me concentro totalmente en mi ritmo respiratorio ,lo escucho lo siento ,le cambio el ritmo ,lo realizo cada vez mas pausado y trato de soltar la dolencia hacia el exterior y luego vuelvo a escanear otra vez a todo el cuerpo recordando tus enseñanzas,gracias ,abrazo,y beso.

  3. Alicia Verbitsky
    febrero 20, 2015, 10:06 pm

    Se muy bien de esa sensación, cuando se me produce un dolor terrible o un malestar, de sentir y pensar que entonces todo lo que hago, todo lo que hice, no sirve, y también que soy un desastre. También se que a veces hay que no enfocarse en la zona en donde está el problema y trabajar por otro lado… la desesperación por solucionar el dolor o molestia a veces no permite relajarse ni hacer las cosas bien… muy buena tu explicación de la forma en que fuiste resolviendo la situación… es así, mover otra parte que se mueve sin dificultad para sentirse bien y para que el ¿sistema? que somos se ponga en actividad, para que la energía fluya… pero también es necesario tener RECURSOS, y no siempre se los tiene… por ejemplo, los pies están relacionados con el cuello, sobre todo los dedos de los pies… eso lo sé hace muchísimos, demasiados años, lo senti, no es solo una información intelectual… si supiéramos todas las relaciones quizá salir de los dolores, de las molestias, sería más fácil… Hace tiempo por una especie de pinzamiento o lumbago, o ciática, encontré la manera de mejorarme, pero después me olvidé cómo lo había logrado, y cuando se repitió no sabía bien qué hacer… ahora gracias a alguna clase tuya (la del estiramiento de isquiotibiales) y a otras clases que vi en internet, de profesionales tan serios como vos, registré unos movimientos que ya no voy a olvidar y recordé que eso fue lo que había hecho intuitivamente aquella vez… Entonces, la manera de solucionar esos malestares es trabajar en otra zona, pero también recurro a automasajes y a la respiración… Otra cosa importante es la paciencia, a veces un nervio que se inflamó necesita unos días para mejorar… aceptar lo que nos pasa, aminorar esa cachetada al ego que vos mencionás.. Otra cosa que últimamente me preocupa es la relación que pueda haber entre algunos dolores y problemas internos del organismo, algo que no está funcionando bien… sospecho que la medicina china tiene eso más estudiado…

  4. Mariela
    febrero 20, 2015, 11:56 am

    Muy bueno tus pasos para salir del malestar, yo me vengo escaneando y probando a ver que esta pasando en mi cuerpo y creo que de tanto estres mi cuerpo, mente y alma estan sobregirandas y tratan de «defenderse» de una manera exagerada que no me hace bien.
    Perdi el equilibrio y trato de re-encontrarlo, que te parece a vos?, de ser posible te pido una opinion , solo eso, beso!!